martes, 4 de marzo de 2008

El discípulo.

Cuando murió Narciso, el remanso de su placer se troncó de una copa de aguas dulces en una copa de lágrimas sagradas, y llegaron llorando a través de los bosques las ninfas de las montañas, las oréades, para consolar el remanso con su canto.
Y cuando vieron que el remanso se había troncado de una copa de aguas dulces en una copa de lágrimas saladas, soltaron las verdes trenzas de sus cabellos y gritando al remanso le dijeron:
-No nos sorprende que hagas un duelo tal por Narciso, tan hermoso como era.
-¿Era hermoso Narciso? -dijo el remanso.
-¿Quién habría de saberlo mejor que tú? -respondieron las ninfas-. A nosotras siempre nos desdeñaba, pero a ti te cortejaba, y solía recostarse en tus orillas y inclinarse a mirarte, y en el espejo de tus aguas reflejaba gustoso su belleza.
Y el remanso respondió:
-Pero yo amaba a Narciso porque, cuando recostado en mis orillas se inclinaba a mirarme, en el espejo de sus ojos veía mi propia belleza reflejada.




Oscar Wilde.
Poemas en prosa




Y de regalo un poco de descanso, endulzado con
Cat Power - Lost Someone

http://es.youtube.com/watch?v=B8znIpN82QE

1 comentario:

Ciudadana del Mundo dijo...

exquisito Wilde

(buscaré más de sus Poemas en Prosa)

gracias de nuevo!