El monólogo puede ocurrir en campos varios: en el sueño, en el insomnio, en la vigilia. Casi siempre es un intento de encontrarse, de hablar consigo mismo, con los ojos abiertos o cerrados, con los labios inmóviles o mordiendo un proyecto de palabra. Transcurre a veces por un laberinto y se pierde en insólitos desvíos.
El monólogo es más caótico cuanto más se sale del instante, especialmente cuando se infiltra en el pasado buscando raíces, motivos, semillas de una angustia. Trepa por el muro de la soledad y no convoca a nadie, porque si lo hiciera sería apenas un diálogo. Los cataclismos espirituales vibran, pretenden empujarnos al abismo de los fracasos. El monólogo abre entonces los grifos de la duda, oscila entre la dicha y la penuria y querría consultar al versado corazón. Pero no le está permitido.
Monologamos desde que nacemos, pero en ciertos deliberados intervalos guardamos el soliloquio en el cofre de la fantasía y lo cerramos con candado.
En el monólogo hay árboles, hay pájaros, pezones tañidos como campanas, arrimos a la intuición, hallazgos de la conciencia.
Sin ir más lejos, monologamos para saber, de entre todas las mujeres del entorno, cuál será por fin la que amaremos, y cuándo y dónde nos encontraremos con el monólogo de su cuerpo a la espera.
Vivir adrede.
Mario Benedetti
domingo, 2 de marzo de 2008
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4 comentarios:
Primer.
Y mira si mola.
:)
me encanta *____________*
yo tengo monologos a todos momentos sobretodo porque ultimamente ando bastante sola siempre y sin andie a quien chinchar con mis tonterias =)
ains ains
Andy...me mola el blog con buena musica de fondo =)
Te encontré. Más bien, me dejaste encontrarte. Y nunca la primera, vaya por Dios, mi sincronización ya no es lo que era.
=J
Luz + Buena música.
dime qué canción de apocalyptica
hacía mucho tiempo ya
gracias por invitarme a pasar
se está bien aquí :)
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